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sábado, 4 de septiembre de 2010

LEGALIZACIÓN DE LA MARIGUANA

Creo que es importante impulsar entre los ciudadanos la opinión de que es mejor legalizar —lo que implica poner reglas, normar, normalizar, y no simplemente liberalizar, aunque mucho de liberal tendría la medida— que mantener una prohibición sólo útil para aumentar los recursos de los delincuentes y las organizaciones mafiosas dedicadas al narcotráfico.
Es en este momento, cuando la política gubernamental de combate al crimen organizado está a punto de comprometerse con una serie de metas con los Estados Unidos a cambio de los 500 millones de dólares que le van a enviar en equipo militar, policial y en asesores, cuando el Estado mexicano está a punto de invertir siete mil millones de dólares en una guerra perdida, cuando es importante decir que nada se podrá contra los criminales mientras tengan dineros provenientes del mercado negro. La cantidad de recursos que se maneja en el mercado ilegal de las drogas es lo suficientemente alta como para sostener la guerra contra el Estado. En un país con la desigualdad de éste, el ejército de reserva de los narcotraficantes es suficientemente grande como para mantener la operación frente a unos agentes del Estado corruptibles, incluso con mejor nivel técnico, más armamento y asesores gringos.

En el caso de las drogas es evidente que en lugar de gastar siete mil millones de dólares en una guerra perdida, se les podría ganar a los carteles (así, sin acento) legalizando y tomando el Estado en sus manos el mercado. Además de todo, podría obtener recursos importantes de las cargas impositivas que le pusiera a las drogas. El dinero ahorrado y el recaudado se podrían invertir en educación, información y prevención de las adicciones y también se podrían invertir en la mejora del clima de convivencia en las ciudades, en más actividades recreativas y culturales para los jóvenes.
Es perfectamente posible comenzar con la marihuana. No voy a hacer aquí una más de las apologías de la marihuana que se pueden encontrar en internet. Es evidente que se trata de una droga injustamente satanizada, cuando en cambio es legal el alcohol violento y asesino, culpable de la inmensa mayoría de los accidentes mortales de tráfico, y el tabaco, adictivo hasta la desesperación e indudablemente mortal, droga inútil, nada divertida y efímeramente placentera.
El tabaco atrapa a casi todos los que lo consumen y a una buena parte los mata. El alcohol también atrapa y destruye. No a todos, pero a muchos de los que lo usan. Y mata alrededor de donde se consume, ni siquiera sólo a los que se lo beben. Y la prohibición ha demostrado su absoluto fracaso ahí donde se ha impuesto. En el caso del alcohol en Estados Unidos, doce años fueron suficientes para permitir la acumulación originaria de muchas de las mafias que todavía operan en otros rubros de los mercados clandestinos. Cuando Roosvelt acabó con el despropósito puritano, el paso se dio de la prohibición a la liberación absoluta, con la creación de un mercado multimillonario que ha abusado de la publicidad, aún más que las tabacaleras, ahora culpabilizadas.
La marihuana es mucho menos dañina. Nadie se ha muerto por sobredosis de THC, hay formas de consumirla que evitan la combustión y los efectos de ésta en los pulmones, y es mucho menos adictiva. Los marihuanas no suelen agredir al prójimo, como sí lo hacen los borrachos, y si bien es cierto que son un peligro al volante, no lo son más que los beodos convertidos en campeones de fórmula uno. Frente a unos y otros la actitud del Estado debe ser la misma: cero tolerancia a la conducción ebrio o marihuana. Pero si no conducen y si no se meten con el prójimo, entonces tanto los borrachos como los marihuanas deberían ser objeto del absoluto respeto por parte de los demás.
Hay una ruta posible para impulsar la legalización de la marihuana en México ahora. Si se suman voces ciudadanas a favor de una ruta inteligente en tres etapas. La primera buscaría eliminar la criminalización de los consumidores de marihuana. Se trataría de fijar cantidades de posesión para el consumo personal como legales —tres gramos parece lo sensato— y de fijar sólo penas informativas para los consumidores. En un segundo momento hay que impulsar la legalización del uso médico de la cannabis, suficientemente documentado, y la tercera etapa sería impulsar la legalización del cáñamo para uso industrial, con lo que muchos agricultores podrían transformar sus plantíos destinados a la marihuana en plantíos rentables de cáñamo especializado en la fibra o en la celulosa, sin contenidos significativos de THC.


El presidente de la Comisión de grupos vulnerables de la Cámara Alta, el panista Guillermo Tamborrel sostuvo que sería una “gran tarugada” y un error que se pagaría con vidas abrirle las puertas de par en par al mercado de la marihuana.
Información de W Radio señala que durante la presentación del libro Legalizar de la Marihuana ¿a qué precio?, el panista aseveró que no se imagina a Joaquín Loera, alías el Chapo Guzmán, o a cualquier otro narcotraficante, como empresario o presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Luego de que el pasado domingo el coordinador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se pronunció a favor de legalizar la marihuana, Tamborrel insistió:
“aquellos que por ignorancia o ingenuidad impulsan la legalización de la marihuana, los invito a que sean más responsables, a que se informe y a que evoquen a trabajar para proteger a los niños. Legalizar la marihuana sería un error, y un error muy caro que tendríamos que pagar con vidas”.
En su intervención Jesús Kumate, ex secretario de Salud, indicó que legalizar la marihuana es una salida falsa para intentar combatir el narcotráfico, postura respaldada por Carmen Fernández Cáceres.
En el Senado mexicano existen una iniciativa impulsada por el legislador René Arce para impulsada la legalización de marihuana.

1 comentario:

  1. Excelente trabajo, desde el semestre pasado veo que tomas muy en serio tu trabajo.

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