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miércoles, 15 de septiembre de 2010

TAREA SOBRE UNA BASE DE DATOS DEL ESTADO DE GUERRERO:

Bueno lo que yo entendí es que vamos hacer entre todo el grupo un programa o pagina que contenga toda la información sobre el estado de guerrero, desde su historia hasta los tiempos de ahora. Para ello el profe dividió el trabajo en grupos de conceptos atrabajas des pues de recolectar la información se procederá a realizar un programa o página en internet que facilite al usuario la búsqueda de información en internet.

sábado, 4 de septiembre de 2010

POLÍTICOS QUE APOYAN LA LEGALIZACIÓN DE LA MARIGUANA:

Como en EE UU, en México la idea de legalizar las drogas se registra apenas cuando la sugieren miembros de la élite cultural y académica. En 1985 varias revistas publicaron el "Manifiesto Pacheco", una exigencia por la libertad individual de escoger si se fuma o no cannabis. En 1993 dos de los novelistas latinoamericanos más prominentes -el colombiano Gabriel García Márquez y el mexicano nacido en Panamá Carlos Fuentes- produjeron un manifiesto firmado por numerosos escritores que denuncia la guerra contra las drogas y su impacto en la región. Ese mismo año Gustavo de Greiff, quien como Procurador General de Colombia hiciera caer a Pablo Escobar, se pronunció públicamente contra la prohibición.

Ambos manifiestos hicieron algo de ruidoen México, para pronto se olvido la esencia. Sin embargo a mediados de los noventas, cuando los traficantes mexicanos comenzaron a suplantar a los colombianos en el transporte de la cocaína, comenzó a surgir de nueva cuenta el término legalización. Varios académicos notables incluyendo el analista de narcotráfico Jorge Chabat se pronunciaron en favor de la legalización (o cuando menos de la despenalización de su uso). Generación es una popular revistacultural de la Ciudad de México, dedicó un número a la culturay política de la marihuana en 1996. Su editor Carlos Martínez se sorprendió con las expresiones de concordancia de la Diputada María del Carmen Bolado del Real, del PAN, ante el trabajo de la revista: dos años más tarde, ya como senadora federal, introdujo el primer proyecto de ley sobre legalización.

Luego vinieron las elecciones del 2000 que derrocaron al PRI tras más de 70 años en el poder, y el tema se discutió en forma más abierta que nunca. La revista mexicana Nexos preguntó a todos los partidos su opinión sobre la legalización de las drogas. El candidato priísta Francisco Labastida como era de esperar dijo que no, que la ley y el orden debían imperar. El candidato panista Vicente Fox fue más lejos al declarar que los consumidores menores no eran castigados con la severidad suficiente, y que debía conseguirse que temieran más al Estado.

El tercer candidato fuerte, Cuauhtémoc Cárdenas, no contestó directamente la interrogante de la revista. Pero la presidenta de su partido señaló que la legalización del consumo de drogas es un tema de importancia global que no puede decidirse por un solo país.

Partidos pequeños como el Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Democracia Social (PDS) hicieron sin tapujos un llamado a la legalización a nivel internacional. Los presidenciables de esos dos partidos para el 2000 actualmente ocupan cargos altos en la administraciónFox: el elocuente Porfirio Muñoz Ledo (candidato por el PARM) es hoy embajador mexicano ante la Unión Europea. Gilberto Rincón Gallardo del PDS encabeza la Oficina de la Equidad para la No Discriminación. De hecho es difícil encontrar un rincón del gobierno mexicano donde no haya partidarios de la legalización excepto en los encargados de reforzar la prohibición, e incluso ahí hay quienes han manifestado dudas.

En el sureste mexicano el tercer mayor periódico de la nación, el diario ¡Por Esto!, publicó el título editorial "LEGALICEMOS" y lanzó una oleada de discusión pública en la península de Yucatán. Diversos e importantes periodistas, defensores de los derechos humanos, artistas y líderes políticos subieron al estrado.

En diciembre de 2000 Fox juró como presidente y nombró Canciller al controvertido autor y operador político Jorge Castañeda. Esto inquietó a algunos. Castañeda es un crítico de la guerra contra las drogas, y el 6 de septiembre de 1999 escribió para su columna en Newsweek:

¿Qué sentido tiene invertir cientos de millones de dólares en la lucha contra las drogas, hundiendo a los países en la guerra civil, fortaleciendo a la guerrilla y desatando la violencia y la corrupción en sociedades enteras, si los líderes de EE UU pueden desprenderse tan a la ligera de cualquier cuestionamiento sobre uso de drogas entre sus juventudes?

También Patricio Martínez, entonces Gobernador de Chihuahua por el PRI, tras sobrevivir a un atentado de homicidio tal vez ligado al narcotráfico en su estado colindante con EE UU, emitió su propio llamado por la legalización.

En la primavera del 2001 a estas voces se sumaba la de Fox. Buena parte de los miembros de su administración, incluyendo el Secretario de Seguridad Pública Alejandro Gertz Manero y el líder de la policía Miguel Ángel de la Torre, ya se registraban como favorecedores, al menos desde su posición personal, de la legalización de las drogas como recurso para detener la violencia y la corrupción causadas por el narcotráfico. Cuando un periodista presionó a Fox para obtener su opinión sobre estos comentarios el presidente respondió con prontitud que México no podía retraerse de la guerra en forma unilateral, pero también que "algún día la humanidad la verá (a la legalización) como la mejor opción".

LEGALIZACIÓN DE LA MARIGUANA

Creo que es importante impulsar entre los ciudadanos la opinión de que es mejor legalizar —lo que implica poner reglas, normar, normalizar, y no simplemente liberalizar, aunque mucho de liberal tendría la medida— que mantener una prohibición sólo útil para aumentar los recursos de los delincuentes y las organizaciones mafiosas dedicadas al narcotráfico.
Es en este momento, cuando la política gubernamental de combate al crimen organizado está a punto de comprometerse con una serie de metas con los Estados Unidos a cambio de los 500 millones de dólares que le van a enviar en equipo militar, policial y en asesores, cuando el Estado mexicano está a punto de invertir siete mil millones de dólares en una guerra perdida, cuando es importante decir que nada se podrá contra los criminales mientras tengan dineros provenientes del mercado negro. La cantidad de recursos que se maneja en el mercado ilegal de las drogas es lo suficientemente alta como para sostener la guerra contra el Estado. En un país con la desigualdad de éste, el ejército de reserva de los narcotraficantes es suficientemente grande como para mantener la operación frente a unos agentes del Estado corruptibles, incluso con mejor nivel técnico, más armamento y asesores gringos.

En el caso de las drogas es evidente que en lugar de gastar siete mil millones de dólares en una guerra perdida, se les podría ganar a los carteles (así, sin acento) legalizando y tomando el Estado en sus manos el mercado. Además de todo, podría obtener recursos importantes de las cargas impositivas que le pusiera a las drogas. El dinero ahorrado y el recaudado se podrían invertir en educación, información y prevención de las adicciones y también se podrían invertir en la mejora del clima de convivencia en las ciudades, en más actividades recreativas y culturales para los jóvenes.
Es perfectamente posible comenzar con la marihuana. No voy a hacer aquí una más de las apologías de la marihuana que se pueden encontrar en internet. Es evidente que se trata de una droga injustamente satanizada, cuando en cambio es legal el alcohol violento y asesino, culpable de la inmensa mayoría de los accidentes mortales de tráfico, y el tabaco, adictivo hasta la desesperación e indudablemente mortal, droga inútil, nada divertida y efímeramente placentera.
El tabaco atrapa a casi todos los que lo consumen y a una buena parte los mata. El alcohol también atrapa y destruye. No a todos, pero a muchos de los que lo usan. Y mata alrededor de donde se consume, ni siquiera sólo a los que se lo beben. Y la prohibición ha demostrado su absoluto fracaso ahí donde se ha impuesto. En el caso del alcohol en Estados Unidos, doce años fueron suficientes para permitir la acumulación originaria de muchas de las mafias que todavía operan en otros rubros de los mercados clandestinos. Cuando Roosvelt acabó con el despropósito puritano, el paso se dio de la prohibición a la liberación absoluta, con la creación de un mercado multimillonario que ha abusado de la publicidad, aún más que las tabacaleras, ahora culpabilizadas.
La marihuana es mucho menos dañina. Nadie se ha muerto por sobredosis de THC, hay formas de consumirla que evitan la combustión y los efectos de ésta en los pulmones, y es mucho menos adictiva. Los marihuanas no suelen agredir al prójimo, como sí lo hacen los borrachos, y si bien es cierto que son un peligro al volante, no lo son más que los beodos convertidos en campeones de fórmula uno. Frente a unos y otros la actitud del Estado debe ser la misma: cero tolerancia a la conducción ebrio o marihuana. Pero si no conducen y si no se meten con el prójimo, entonces tanto los borrachos como los marihuanas deberían ser objeto del absoluto respeto por parte de los demás.
Hay una ruta posible para impulsar la legalización de la marihuana en México ahora. Si se suman voces ciudadanas a favor de una ruta inteligente en tres etapas. La primera buscaría eliminar la criminalización de los consumidores de marihuana. Se trataría de fijar cantidades de posesión para el consumo personal como legales —tres gramos parece lo sensato— y de fijar sólo penas informativas para los consumidores. En un segundo momento hay que impulsar la legalización del uso médico de la cannabis, suficientemente documentado, y la tercera etapa sería impulsar la legalización del cáñamo para uso industrial, con lo que muchos agricultores podrían transformar sus plantíos destinados a la marihuana en plantíos rentables de cáñamo especializado en la fibra o en la celulosa, sin contenidos significativos de THC.


El presidente de la Comisión de grupos vulnerables de la Cámara Alta, el panista Guillermo Tamborrel sostuvo que sería una “gran tarugada” y un error que se pagaría con vidas abrirle las puertas de par en par al mercado de la marihuana.
Información de W Radio señala que durante la presentación del libro Legalizar de la Marihuana ¿a qué precio?, el panista aseveró que no se imagina a Joaquín Loera, alías el Chapo Guzmán, o a cualquier otro narcotraficante, como empresario o presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Luego de que el pasado domingo el coordinador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se pronunció a favor de legalizar la marihuana, Tamborrel insistió:
“aquellos que por ignorancia o ingenuidad impulsan la legalización de la marihuana, los invito a que sean más responsables, a que se informe y a que evoquen a trabajar para proteger a los niños. Legalizar la marihuana sería un error, y un error muy caro que tendríamos que pagar con vidas”.
En su intervención Jesús Kumate, ex secretario de Salud, indicó que legalizar la marihuana es una salida falsa para intentar combatir el narcotráfico, postura respaldada por Carmen Fernández Cáceres.
En el Senado mexicano existen una iniciativa impulsada por el legislador René Arce para impulsada la legalización de marihuana.